miércoles, 7 de junio de 2017
CON TÉRMINOS MEDIOS
No voy a negar que por dentro sentí una gran felicidad en este día. A pesar de mi corta edad, hace muchísimos años que para esta fecha me saludan y felicitan. Incluso, antes de anotarme a en la universidad y hasta en joda en el colegio. Sin embargo, este siete de junio es distinto: es el primero que recibo todos los halagos con el título en mano ¿Qué implica esto? Dejar algo tan preciado como poseer el privilegio y la “impunidad” del estudiante. Es decir, no cambió nada. Desde chico se asume la valiente decisión de ser periodista. Tuve la suerte de poder darle mi primer primicia a mi viejo: “Cuando sea grande voy a ser periodista”. Hay que estar muy seguro de uno mismo para elegir una carrera donde dos más dos no sea cuatro o que no tenga el prestigio de otras. No es fácil afrontar una sociedad pervertida por el paradigma capitalista: la plata es igual a la felicidad. “¿De qué vas a vivir?”, respondí millones de veces a ese desagradable interrogante. “Vos que sos periodista ¿qué pasó con tal asunto?”, me preguntaron, a modo de “che pibe”, como si rindiera examen. Sólo los que nos acompañan día a día en nuestras locuras saben bien el compromiso, la pasión, la responsabilidad y las convicciones que ponemos en juego al escribir, buscar un entrevistado, iniciar un programa de radio, indagar entre la abundante o la escasa información, releer mil veces un libro viejo hasta encontrar la frase que encajaba justo para darle un cierre de calidad a la nota. También sólo ellos conocen nuestras frustraciones. Hoy es un día que reúne ambas cosas. Vivimos en un contexto donde el gremio de Prensa es bastardeado a diario y el empleo brilla por su ausencia. Somos precarizados con trabajos informales y con derechos laborales ignorados. Escribo casi pensando en releerme en poco tiempo y tener, como un documento, un texto que me recuerde cómo estaba antes de vivir de lo mío. Deseo que sea así, con un trabajo que me permita desarrollar mi hermosa profesión. Lamentablemente, hay muchos mediocres en el ambiente y otros tantos se aprovechan de eso. Pero de esto se trata. Si algo nos caracteriza es ser una piedra en el zapato. Nadie nos va a quitar el sueño. Me tomé varias licencias en esta nota y voy a tomarme un última que es la de explicar el título. Para algún desprevenido, refiere a la conocida frase de Rodolfo Walsh: “El periodismo es libre, o es una farsa”. Pero muchos olvidan que está cortada y concluye así: “Sin términos medios”. Por eso, pretendo ejercer esta profesión todos los días para que los próximos siete de junio sean sin medias tintas. Seamos libres que, por algo, nos desprestigian tanto.
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