sábado, 30 de abril de 2016

¿SERÁ MAURICIO MACRI UN NUEVO LÍDER POPULAR?

Juan Domingo Perón, líder popular y carismático con una innegable visión estratégica de la situación del país, despertó pasiones y odios como ningún otro político de raza en Argentina. Con el mandato de Néstor Kirchner y, principalmente, en los dos períodos de gobierno de Cristina Fernández, se volvió a vivenciar la polarización de la sociedad, siendo ella una mandataria con una oratoria destacada a nivel mundial. Ambos, se caracterizaron por ser ellos mismos ejes convocantes del pueblo en multitudinarias movilizaciones.

Con la llegada de Cambiemos al Estado, estamos ante un hecho inédito en la historia de la patria: Mauricio Macri fue el artífice de que, en poco más de un mes, se hayan registrado tres enormes manifestaciones. La diferencia radica en que el actual presidente reunió a miles de personas por su desencanto hacia las políticas empleadas hasta el momento por su gobierno.

El día de la Memoria, el 24 de marzo, Comodoro Py, el 13 de abril, y el Día del Trabajador, realizado el 29 del mismo mes, fueron sucesos que no pueden ser minimizados por el gobierno ya que caerían en el error de no saber escuchar y analizar las señales que el pueblo les está dando. Los funcionarios de la alianza Cambiemos, que, en su mayoría, no tienen raíces vinculadas específicamente con la política, por el contrario, provienen del ámbito privado, tienen la cuenta pendiente de tomar nota de los recientes acontecimientos y compararlos con los procesos históricos del pasado, para no repetir los mismos traspiés.
Día de la Memoria en Plaza de Mayo (24/03); Discurso de Cristina Fernández de Kirchner en Comodoro Py (13/04) y acto de las cinco centrales gremiales por el Día del Trabajador (29/04)

Repasando la historia argentina, se advierte una curiosa constante que empieza, a grandes rasgos, con una crisis, asume un gobierno popular que restablece derechos para las clases medias y bajas, se produce un ascenso social, dentro de un contexto de crecimiento en la economía. Como consecuencia, los grupos que concentran el poder económico, en cierta medida, en su afán de poseer aún más, se sienten afectados por las políticas empleadas por estos gobiernos. La clase media, con el desgaste de los años, pierde cierta aceptación de la gestión e inclina su voto hacia otra opción con bases, por definirlas de algún modo, de centro derecha.

“Cuando la clase media está bien vota mal y cuando está mal vota bien”, decía el filósofo argentino Arturo Jauretche. Macri está a tiempo de revertir la situación del alejamiento de trabajadores que lo han votado, teniendo fe en su discurso. Goza de la posibilidad de revisar la historia, y leer que cuando quisieron proscribir al peronismo, el movimiento se agigantó aún más, que cuando las políticas neoliberales reinaron en el país, las personas murieron de hambre, y que cuando al pueblo se le quitaron derechos, se unieron en las calles.


Entonces, nadie le puede objetar al presidente que, acallando voces e invisibilizando los reclamos de otra parte de la realidad Argentina, decretando la anulación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, dejando así el monopolio de la agenda mediática a los grupos hegemónicos, empecinados con Lázaro Báez,  empleando políticas que generaron un batallón de desocupados, ampliando la brecha social, excusándose en “la pesada herencia”, por enumerar algunos sucesos, va en camino de uno de sus ejes de campaña: la unión de los argentinos. En definitiva, fue una de sus promesas. 

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