Rosario Central le ganó 2-1 a Boca Juniors, lo eliminó
de la Copa Argentina y avanzó a la semifinal del torneo que jugará contra
Belgrano de Córdoba. El Kempes fue una fiesta canalla y el equipo de Guillermo
se quedó sin copas: Argentina y Libertadores.
Como era de
esperar, el partido comenzó friccionado y parejo y, si bien no se sacaron
demasiadas ventajas, la Academia rosarina dominó el primer cuarto de hora. Pero
cuando Boca se imponía y pasaba por su mejor momento, en una ráfaga de cuatro
minutos llegaron los goles de Central de José Luis Fernández que la empalmó de
lleno y remató violentamente el arco Xeneize y Germán Herrera que capturó un
flojo rebote de Guillermo Sara y no tuvo piedad.
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| Eduardo Coudet expectante antes del comienzo |
VIEJO Y CANALLA NOMÁS
El partido de anoche fue una nueva muestra de carácter de los jugadores de Rosario Central que bancaron de la mejor manera a Coudet en la cancha. Para colmo, el DT le acertó al planteo táctico: en la previa sacó a Teófilo Gutiérrez y lo puso a German Herrera, que fue el autor del segundo gol. Le salieron todas al Chacho.
En el
complemento el Canalla se dedicó a defender la ventaja y contragolpear al
Xeneize que, con pocas ideas, logró hacer figura al arquero Sebastián Sosa.
Además, el equipo de Eduardo Coudet contó con esa cuota de fortuna necesaria
para ganar porque los palos jugaron a su favor y recién en el tiempo adicional,
y sólo para la estadística, pudo descontar Darío Benedetto. Segundos después,
Patricio Lousteau pitó el final.
Con la victoria de
Lacadé consumada, todos los jugadores, los titulares, los suplentes y hasta los
lesionados como Javier Pinola, más el Chacho y su cuerpo técnico se fundieron
en un abrazo de gloria, cargado de felicidad, alivio, y con un poco de sabor
revancha. Del otro lado, todo lo contrario: desazón, bronca y tristeza. La cara
del Mellizo en los últimos minutos sintetizo a su equipo. En definitiva, era la
cara de la derrota.
FUERA DE LAS
COPAS
Bou, Zuqui, Benedetto,
Tobio, Vergini, S. Pérez, W. Barrios, Centurión, Werner y Solis. Nueve
apellidos para reforzar un equipo que en principio se preparó para llegar a la
final de la Copa Libertadores 2016 y ahora ni siquiera va a disputar la fase de
repechaje de la 2017. Dirigentes, jugadores y cuerpo técnico. Todos son
responsables de este presente: Boca no jugará ningún torneo internacional el
próximo año.
Guillermo Barros
Schelotto había advertido cuando comenzó su ciclo que su equipo se iba a
empezar a ver después de la pretemporada de mitad de año. Con esa declaración
abrió el paraguas y extendió el plazo para que lo evalúen en su función. Llegó
el momento de hacerlo cargo de sus responsabilidades. Tuvo tiempo para trabajar
y el equipo no encuentra el rumbo. Claro está que no pasa por el resultado
contra Central sino que no sabe a qué quiere jugar.
Por el lado de
la dirigencia, el presidente Daniel Angelici debe dar cuentas de las excesivas
contrataciones que realizó sobrepoblando de jugadores en posiciones similares
como el medio campo y con poco recambio en otros, como en la delantera. Y lo
que es peor aún, Boca no sólo disputará afrontar torneo local con semejante
plantel sino que quedar afuera de las copas le significa una gran pérdida
económica.
Asimismo, lo de
los jugadores ya es alarmante. Pasan y pasan nombres y el equipo no responde. A
veces el formato de 30 equipos puede llegar a confundir la realidad porque
inevitablemente entre los clubes hay diferencias abismales. ¿Qué le criticaron
a Rodolfo Arruabarrena? No ganar los partidos importantes. Pasan los técnicos y
los jugadores siguen en la misma sintonía.



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