domingo, 15 de mayo de 2016

LOS GOBIERNOS PASAN, LOS MEDIOS QUEDAN

En la última dictadura militar en la Argentina se trató de instalar la idea de “guerra” con la intención de justificar las atrocidades cometidas por los responsables de lo ocurrido: “En una guerra mueren inocentes, en una guerra se cometen excesos”. Gran parte del éxito de su discurso durante tanto tiempo se debió al papel que jugaron los medios de comunicación masiva siendo herramientas al servicio del poder ejecutivo. Claro está que lo hicieron porque sacaron un rédito muy beneficioso para sus intereses. Pasaron más de cuatro décadas de los años setenta y las negociaciones parecen no haber sufrido grandes cambios.
Diario Clarín del jueves 28 de septiembre de 1978
La devaluación del 40% del dólar, el congelamiento de los salarios, la “racionalización” del empleo público, el impuesto a las ganancias, la suspensión de subsidios a las economías regionales, la disminución en los aranceles a las importaciones fueron las principales medidas tomadas por el ministro de Economía  José Martínez de Hoz. Semejantes decisiones antipopulares estuvieron amortizadas o, más precisamente, protegidas mediáticamente por los grandes grupos monopólicos como por ejemplo el Grupo Clarín y La Nación que, a cambio, adquirieron la empresa Papel Prensa SA.
El genocida Jorge Rafael Videla brindando con la directora de Clarín,
 Ernestina Herrera de Noble, tras el acuerdo por Papel Prensa S.A.
El filósofo argentino José Pablo Feinmann, en su ensayo sobre la violencia política “La sangre derramada”, explica que la masacre se “planificó con precisión matemática” y que los militares “magnificaron enormemente toda acción guerrillera”. Necesitaron agigantar la imagen de los montoneros para instalar la justificación popular que “algo habrán hecho” y por eso desaparecieron los militantes políticos de superficie de la década del setenta. “Básicamente fueron los militantes de las villas, los profesores de ‘todos los niveles de la enseñanza’, los médicos de las comisiones hospitalarias, los periodistas de izquierda, los militantes sindicales, los que estaban al frente de las comisiones internas laborales”.

Esta estigmatización de los montoneros sirvió para tapar muchas de las cosas que estaban pasando en la época y resulta curioso las similitudes con la actualidad en cuanto a las medidas socioeconómicas y el papel de los canales de transmisión de la información. “No vamos a dejar a la grasa de la militancia, vamos a contratar gente idónea y eliminar ñoquis”, fue una conceptualización que hizo el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, demostrando que si hay despidos es porque, como afirmó el presidente Mauricio Macri durante su discurso del Día del Trabajador, “es trabajo público inútil”.

Todas estas medidas están siendo tratadas con una “llamativa suavidad” por, por ejemplo, el Grupo Clarín y La Nación. Pero siempre hay por lo menos algún por qué. Con la derogación por decreto de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) pasó a ser el regulador y habilitó al Grupo Clarín a recibir la licencia de Fibertel que le permitirá brindar telefonía fija. Además, el monopolio está interesado en volver a tener los derechos televisivos de las transmisiones de los partidos de la Asociación del Fútbol Argentino.
Noviembre de 2014: Foro de Convergencia Empresarial
 Mauricio Macri saluda a José Aranda y a Héctor Magnetto, dos directores ejecutivos del Grupo Clarín
Otra característica de ambas épocas es la poca prensa con un pensamiento crítico hacia los gobiernos de turno. En la dictadura, directamente las voces contra hegemónicas tenían que ser clandestinas y uno de los grandes referentes de esos años nefastos fue el periodista Rodolfo Walsh con su conocida “Carta abierta a la Junta Militar”, la que, tiempo después, le costó la vida. En el período de gestión de Macri, los medios y periodistas asociados al kirchnerismo sufrieron cambios de trabajo o despidos, algunas empresas recortaron su personal o, directamente, cerraron y se vieron afectadas económicamente con el ajuste en la pauta oficial.


La Argentina está lejos de atravesar un proceso de dictadura militar, por eso el análisis se enfocó sobre los intereses del poder ejecutivo y el de las corporaciones y, sin dudas, hay coincidencias que llaman la atención. El cambio más sustancial que se observa es el de una parte de la sociedad que advierte los intereses de la prensa y ya no creen en el discurso bajo el que se jactan de “objetivos”. Sin embargo, el papel de los medios siempre fue determinante para los gobiernos y cuando tuvieron que darle la espalda, lo hicieron. En definitiva, son empresas con fines de lucro, por eso hoy están en tu equipo y mañana tal vez no.


El siguiente link corresponde a un producto del Canal Encuentro que proporciona una explicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sobre su aplicación y las instancias judiciales que atravesó hasta la sanción de la Corte Suprema de la Nación que dictaminó la constitucionalidad de la misma después de la mediación con el Grupo Clarín:

http://www.encuentro.gob.ar/sitios/encuentro/Programas/ver?rec_id=120644

Nota de Tiempo Argentino y - agrego a los días de haber hecho el análisis - una nota de Ámbito Financiero sobre los nuevos negocios de Clarín:

http://www.tiempoar.com.ar/articulo/view/57264/el-gobierno-facilito-el-ingreso-del-multimedios-clarin-al-negocio-del-cuadruple-play

http://www.ambito.com/diario/838118-confirman-ventajas-a-cablevision-para-dar-tambien-telefonia-movil

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