Pasan los días y no deja de sorprender la estrategia de comunicación
diseñada minuciosamente por Duran Barba, puertas adentro, y por el Jefe de
Gabinete, Marcos Peña, como la cara visible. El principal lineamiento parece
ser desligarse de los ajustes y, en el caso de admitirlos, responsabilizar a la
“pesada herencia”. Otra de las indicaciones corresponde al augurio de un buen
“segundo semestre” donde la economía va a crecer. El tan ansiado pasaje a la
otra mitad del año está mucho más cerca que aquel 10 de diciembre y el problema
radica en que el discurso es muy esperanzador pero no parece reflejarse con la
realidad.
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| Jaime Durán Barba y Marcos Peña, principales asesores del PRO |
En el Clarín del pasado domingo 15 de mayo, la vicepresidenta de la Nación,
Gabriela Michetti, brindó una entrevista al periodista Santiago Fioriti,
enviado especial a Tokio, en el marco de la gira en los países de occidente. La
mandataria no se ruborizó al decir que “los sectores más vulnerables están
protegidos” y que, a pesar de no ser “experta” en el tema, pronosticó que la
inflación “va a ser alrededor de un 25 en el interior y un poco más en Capital
y el Gran Buenos Aires”. Este estilo de comunicación es un arma de doble filo
porque le permite “salir del paso” pero le puede jugar en contra si no se
cumple lo que predica.
Paradójicamente, en la página 54 del mismo diario, el medio publicó una
nota titulada “Alertan que los comedores comunitarios ‘no dan abasto’”, y en su
bajada, la periodista Mariana Iglesias, afirmó que “subió un 50% la cantidad de
gente” que se alimentan en los comedores. A su vez, Sergio Val, miembro de la
Fundación Che Pibe de Fiorito, retrató la situación al expresar que “quien trae
a sus hijos a un comedor es que a no puede más”. Entonces, se genera una
incertidumbre ¿hasta qué punto la sociedad mantiene la paciencia ente la falta
de acción del Estado?
Al parecer, la vicepresidenta no le teme al descontento social ya que,
según las encuestas en las que se fija el gobierno, mantienen el apoyo del “65%
de la gente”. Ahora bien, ningún discurso es mágico, y ningún asesor tiene la
fórmula perfecta porque el palabrerío bonito ilusiona y esperanza durante un
tiempo determinado. Surgió efecto en la campaña, también en los famosos primeros
cien días. Ahora, los ciudadanos deben esperar al segundo semestre. Sin
embargo, toda comunicación termina fracasando si no se sustenta en los hechos
ya que la mejor imagen es una buena gestión.
Volviendo al principio, si las inversiones de los capitales internacionales
que “traerán trabajo de calidad” no llegan, si se proyectan acuerdos como con
la multinacional McDonald’s otorgándole sueldos por debajo del salario mínimo,
vital y móvil, si la gente no encuentra empleo y tiene que acudir a las viejas
recetas de las peores épocas del país, en definitiva, si la gente se satura del
alentador discurso oficial, el gobierno tiene un problema: no hay Durán Barba
que salve la falta de un plato de comida caliente en la mesa de los argentinos.

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