El humor dice mucho más de lo que se considera, a simple vista, como un
inocente chiste. El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, en El chiste y su relación con el inconsciente,
explica que “un pensamiento puede ser expresado por
medio de diferentes formas verbales -o palabras- que todas ellas lo reproducen
con igual fidelidad”. Clarín, además de contar con las historietas de Sendra,
que juega con el tema del día que el diario eligió, tiene la una columna
especial de “humor político” que sale sólo los domingos y su autor es Alejandro Borensztein. La sección se ubica en la
segunda página, en un contexto del diario en el que se muestra
“descontracturado” y, de esta forma, establece un código que comparte con el
público. Sin embargo, hace una bajada ideológica con la complicidad de los
lectores.
Borensztein no es ningún improvisado. Es hijo del comediante Tato Bores
(Mauricio Borensztein), hermano de Sebastián, guionista y director de cine, y
está casado con la periodista Viviana Canosa. Arquitecto egresado de la
Universidad de Buenos Aires, productor de televisión y autor de libros
políticos como por ejemplo: "Comedia Kirchnerista
en Nueva York" (2010), "Compañera Jefa para todos" (2012),
"El año del Compañero Papa" (2013), "Cristina y los
marcianos" (2014) y "La Hora del Compañero Macri" (2016).
Además, desde el 2009, es el presidente de la Cámara Argentina de Productoras
Independientes de Televisión (CAPIT) y, a partir del 2011, también es el vicepresidente
primero del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires.
“¿Qué debe hacer un gobierno flamante y bonito como el que llega para no
terminar pedorro y destartalado como el que se acaba de ir?”, se pregunta
Borensztein –el sábado 4 de abril de 2016 en “Gobierno entrando a boxes”– y
predica una máxima que no se sabe dónde está escrita pero para él “todo
gobierno nacional de buena marca tiene garantía por dos años o hasta alcanzar
el 35% de inflación anual, lo que ocurra primero”. No conforme con su manto
protector hacia el gobierno de Mauricio Macri, agregó: “Eso significa que
mientras esté bajo la garantía, todos los males podrán ser atribuidos a los
genios que estaban antes”. Si no fuera porque lo que escribe es políticamente
incorrecto para un funcionario público, su justificación se la podría confundir
con la de cualquier miembro de Cambiemos con su discurso oficial de “la pesada
herencia”.
Su columna del domingo 8 de mayo de 2016 la tituló “Cambiemos el peronismo”
y juzgó al Papa Francisco y al candidato
a presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de ser peronistas: “Uno es de la
rama ‘alta sensibilidad social’ y el
otro, pertenece al populismo de rama ‘burros
con guita’, un sector que tiene una unidad básica en Santa Cruz que anduvo
muy bien y creó el kirchnerismo”. En los párrafos siguientes, analiza
“cómicamente” la restructuración del PJ y postula a los dirigentes que, según
sus palabras, pueden entrar “en la bolsita negra” de los “tóxicos” y en “la
verde” de los “reciclables”. Considera a José Luis Gioja, Daniel Scioli, Sergio
Massa, Felipe Solá, Juan Manuel Urtubey y Adolfo Rodriguez Saá dentro de los
“rescatables” y a los “kirchneristas puros”, como Axel Kicillof o Cristina
Fernández que la caricaturiza como “Ex Ella”, en la bolsa de la basura negra. En
definitiva, sus apartados humorísticos
son un editorial encubierto.
Según el periodista Héctor Borrat en El
periódico, actor del sistema político “las actuaciones púbicas del diario
son el resultado o producto de una serie de actuaciones no públicas, que se
concentran en el proceso de producción de la actualidad periodística para su
publicación periódica”. Es decir, la
sección no es casual y está completamente diseñada y pensada desde el lugar que
ocupa, quien la escribe, que días sale, y que temas elige. Como un buen
arquitecto, Borensztein construye minuciosamente y con firmeza, no un edificio
o una casa, un discurso. Lógicamente, entre broma y broma, la verdad asoma.

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