lunes, 20 de junio de 2016

UNA TAPA VALE MÁS QUE MIL PALABRAS



En muchos países del mundo pero particularmente en Argentina ocurre un fenómeno de extremismos entre las posiciones que asume cada persona ante cualquier hecho. Los medios de comunicación, y mucho menos los gráficos, no están ajenos a este factor social. Al contrario, son protagonistas y reproductores de la polaridad de la que pretenden desentenderse para jactarse de “objetivos”. Esto aplica a cualquier diario por más “independientes” que quieran mostrarse. En el caso de Clarín, basta con comprarlo consecutivamente por unos días para poder sacar algunas conjeturas sobre la postura del periódico hacia los diferentes acontecimientos.


Uno de los recursos periodísticos que más impacto causa en los lectores son las tapas de los diarios. Es realmente valioso hacer el ejercicio de colocar las portadas una al lado de la otra siguiendo el recorrido de los días y observar detalladamente cuales son las noticias que considera el medio de mayor relevancia. Para Clarín, desde el domingo 24 de abril de 2016 hasta el jueves 5 de mayo del mismo año, el tema más importante fue “La ruta del dinero K”, con un notable empecinamiento hacia Lázaro Báez poniéndolo como figura principal de la “corrupción kirchnerista”.

El periódico gráfico, según el periodista Héctor Borrat, “ha de ser considerado como un verdadero actor político”, si se lo entiende como “colectivo o individual capaz de afectar el proceso de toma de decisiones en el sistema político”. Su protagonismo parte “como grupo de interés que, para lograr sus objetivos, necesita narrar y comentar la actualidad política, social, económica y cultural ante una audiencia de masas, lo que hace de él un agente de socialización que influye sobre sus lectores”.

Algunos de los títulos del día de las tapas fueron: “Ruta del dinero K: la Justicia tiene pistas sobre las bóvedas”; “Un fiscal advirtió a Máximo por presuntos desvíos millonarios”; “Los allanamientos en propiedades de Báez fueron ‘muy exitosos’”; “Hallan dólares y bolsos en propiedades de Báez y seguirán allanando”; “Báez pidió protección al Gobierno: dice que amenazan a sus hijos”; y la más alevoso fue la portada del sábado 30 de abril, posterior al Día del Trabajador que fue un suceso histórico porque después de muchos años se juntaron las cinco centrales sindicales en un mismo acto: “Nuevo escándalo en la AFA con la plata del Fútbol para Todos”.

Sin embargo, durante esos días ocurrieron otras cosas que el diario opto por secundarios o menores como por ejemplo: los tarifazos, la masiva ola de despidos, la votación de la ley antidespidos, Panamá Papers, con las off shore del presidente de por medio, las repercusiones del pago a los fondos buitres, el registro de la mayor fuga de capitales desde la crisis mundial del 2009, los coletazos de la tragedia de la fiesta Time Warp, la condena a cadena perpetua del genocida Luis Patti y el ya nombrado acto de los sindicatos. Nadie dice que el tema de Báez no sea de importancia pero tampoco fueron días en los que no pasó nada trascendental. Además, cuando aparece el primo y testaferro de Macri involucrado, Ángelo Calcaterra, el diario ni siquiera lo nombra y titula: “Infancia vulnerada: hay cuatro millones de chicos en la pobreza” y como volanta: “Otra herencia del kirchnerismo”.

La herramienta comunicacional que ejecuta el diario conducido por Héctor Magnetto es la que el sociólogo francés, Pierre Bourdieu, denomina como el arte de “ocultar mostrando”. Consiste en elegir y hacer un recorte de la realidad y construir sobre esa imagen la verdad absoluta, la única realidad. Clarín insiste con “la ruta del dinero K” para no hablar de otras cosas que le incomodan a los intereses del gobierno que, en este momento, ha decidido proteger. La lógica es tan sencilla como la siguiente: los aumentos, el ajuste, los despidos, es decir, la plata que le falta en el bolsillo a los ciudadanos es porque se “la llevó toda” Lázaro Báez, y rápidamente se lo asocia con la justificación de “la pesada herencia”.

Asimismo, para el antropólogo argentino Eliseo Verón, “la confianza se apoya en el siguiente mecanismo: el discurso en el que creemos es aquel cuyas descripciones postulamos como las más próximas a las descripciones que nosotros hubiéramos hecho del acontecimiento si hubiéramos tenido de éste una ‘experiencia real’”. Clarín tiene la fortuna de tener un asiduo público que, en general, es la ancha avenida de la clase media.


Por último, Stella Martin, Doctora en Ciencias Sociales graduada en la UBA, explica que a partir del “consenso que la sociedad otorga a los medios como soporte comunicacional que construye y difunde sentido sobre el mundo” se genera el “contrato de lectura” o “contrato mediático”. Esto quiere decir que muchas veces, el lector es quién le exige al diario que opte por una posición clara y a la que ya lo tiene acostumbrado. De todas formas, el sol no se puede tapar con un dedo de la mano… ni con una tapa de Clarín.

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