Nadie puede objetar el currículum de Edgardo Bauza, ni mucho
menos su vitrina con grandes logros, que fueron argumentos para que sea el
elegido, dentro de un desfile de nombres, para ser el sucesor de Gerardo Martino.
Tampoco se le puede caer con demasiada dureza al ex DT de San Lorenzo con el
poco tiempo que lleva al mando del equipo para poder convencer a los jugadores
de su idea. Pero la incógnita tiene que ver con eso: con la identidad de la
selección de Bauza. Por ahora, dijo ausente en sus cuatro presentaciones.
Pekerman (Mundial Alemania 2006), Basile (Copa América
Venezuela 2007), Maradona (Mundial Sudáfrica 2010), Batista (Copa América
Argentina 2011), Sabella (Mundial Brasil 2014), Martino (Copa América Chile
2015 y Copa Centenario Estados Unidos 2016) y ahora Bauza. Siete entrenadores
para siete torneos en diez años y en los medios de comunicación debaten de los
ciclos de los jugadores: ¿Qué ciclo? Argentina prueba y prueba con diferentes
estilos de seleccionadores, con bajo o alto perfil, más conservador o más
arriesgado. El único hilo conductor que se advierte es que cada uno, con sus
diferentes matices, opta por los mismos jugadores y eso debe tener una razón.
Puede haber alguno que falte y otro que sea parte y no se
entienda el porqué pero los que están son los que hay y ellos son los que
pueden dar vuelta la página y renovarse. Ahora bien, ¿Edgardo Bauza está
convencido de lo que quiere? Si es así, evidentemente no se notó y esa
confusión por inercia se traslada a los jugadores. ¿Cómo quiere jugar el Patón
y con qué intérpretes?
Paradójicamente, lo que padeció Lio Messi, hasta la llegada
de Sabella, actualmente lo padecen Di María, Agüero, Higuaín, Rojo, Zabaleta,
Dybala, Banega, entre otros. Rinden en sus clubes de manera formidable y en su
país son individualidades que no pueden formar un equipo. El desafío del DT
argentino es darles identidad de juego a los once titulares y que no varíe
demasiado el sistema por los nombres que lo llevan a cabo. Es lógico que se
resienta el equipo con la falta de la Pulga pero eso debe subsanarse con una
idea de juego que sirva de base.
Entonces, no hay que renegar de las individualidades de los
jugadores. Al contrario, son una parte vital del fútbol. La gambeta del Kun, la
velocidad de contra de Ángel, el olfato goleador del Pipita, el despliegue de
Masche, por nombrar algunas cualidades, no deben ser el único argumento para
lograr resultados positivos. Y eso que no se tomó en cuenta todo lo que
conlleva tener al mejor jugador del mundo. Debe ser muy tentador darle la
pelota y que se arregle si por lo general resuelve sobre la marcha y tapa todos
los baches. Pero eso es para un equipo amateur. O al menos no si se aspira a
lograr grandes objetivos.
Sin embargo, no todo es negativo. Todavía queda una rueda,
el técnico recién empieza, sabe de remarla y tiene antecedentes que avalan su
presencia en el banco de suplentes. Además, las eliminatorias son muy parejas y
así como hoy se encuentra en el repechaje con un par de victorias se puede
llegar a la cima de la tabla. Por eso, es difícil pensar en que no se logre
clasificar al Mundial de Rusia 2018 y el análisis del Patón no debe desviarse
hacia lograr resultados sino a cómo hacerlo.
En efecto, cuando el árbitro pita el inicio del partido y
los jugadores se empiezan a mover por la cancha son ellos quienes deciden. Como
muchas veces se dijo, el fútbol es dinámica de lo impensado y siempre se
necesita una cuotita de fortuna. De todas formas, a la suerte hay que
acompañarla.


No hay comentarios.:
Publicar un comentario